En general este tipo de productos están compuestos por sustancias húmicas en combinación con calcio. El principal efecto de estos productos en el suelo es de tipo estructurante, ya que incorpora materia orgánica a la vez que calcio, el cual desplaza al sodio del complejo de cambio del suelo. De esta forma se mejora la estructura del suelo, su porosidad, facilita la aireación del suelo, el movimiento del agua, y el lavado de las sales. Su uso es recomendable en suelos con altos niveles de sodio que hayan afectado a la permeabilidad del suelo, pero no son útiles en suelos con elevada salinidad, ya que la propia salinidad del suelo tiene un efecto estructurante y reduce el efecto dispersante del sodio. Alguno de estos productos desalantes contienen compuestos orgánicos que actúan a nivel de la permeabilidad de las raices a las sales, favoreciendo la absorción del agua y la exclusión de las sales. Pero este efecto está poco estudiado y debe ser analizado de forma más exhaustiva.
Sí, en caso de que el suelo de la parcela no disponga de un buen sistema de drenaje. El disponer de un buen drenaje del suelo es la clave para evitar que se suban las sales por ascenso capilar.
Figura 1.Acumulación de sales en suelo bien regado con capa impermeable
Para explicar el proceso, en la figura 1 se muestra como se podrían acumular las sales en un suelo bien regado pero con una capa impermeable de suelo a cierta profundidad. En las proximidades de la capa impermeable se acumularían las sales y el nivel freático se mantendría fuera de la zona radicular gracias al buen manejo del riego. Pero en caso de que se produjese una lluvia intensa o un riego con una dosis elevada, el nivel freático ascendería y con él arrastraría las sales acumuladas hacia arriba, que podrían llegar hasta la zona radicular e incluso a la superficie del suelo (figura 2). Posteriormente, por efecto de la evapotranspiración se pueden llegar a concentrar estas sales en la superficie del suelo e incluso llegar a ver costras salinas.
Figura 2. Acumulación de sales en suelo con exceso de riego o lluvia con capa impermeable
Para evitar esta subida de las sales se debe asegurar un buen drenaje del suelo y un buen manejo del riego que facilite lavar las sales fuera de la zona radicular y evacuarlas por los drenajes (figura 3). Para ello, la instalación de un sistema de drenaje bien dimensionado y un manejo de riego que tenga en cuenta el lavado de sales evitaría que la subida de sales afectara al cultivo.
Figura 3. Acumulación de sales en suelo bien regado con capa impermeable y con drenaje instalado
En caso de que haya ocurrido este ascenso se deben mejorar los drenajes y realizar riegos que laven ese aporte extra de sales proveniente de horizontes profundos del suelo. Solo en ese caso podrá solucionarse el problema.
La facilidad con la que se puede gestionar el riego con un sistema de goteo permite a su vez un mejor control de la salinidad del suelo en la zona del desarrollo radicular. Con un riego por goteo se puede, de forma sencilla, ajustar la dosis de riego que satisfaga la demanda del cultivo y a la vez mantenga las sales fuera de la zona radicular. Además, la alta frecuencia hace que se mantenga la humedad del suelo en la zona radicular cerca de la capacidad de campo, con lo que el cultivo se ve menos afectado por el stress hídrico y salino. Sin embargo, la mayor eficiencia en la aplicación del agua de riego hace que la salinidad de la zona del bulbo sea reducida y uniforme, y que las sales se concentren en los límites de dicho bulbo (figura 4). Esto se debe tener en cuenta, ya que en periodos de lluvia moderada puede hacer que las sales concentradas en el límite del bulbo penetren en la zona radicular afectando el cultivo. Para evitarlo se recomienda seguir regando.
Figura 4. Distribución de sales del suelo en un riego por goteo.
En frente al sistema de riego por goteo, los riegos a manta presentan generalmente eficiencias de riego menores, y fracciones de lavado mayores por lo que se producen mayores lavados de sales (figura 4). También se debe considerar, que debido a la menor frecuencia de aplicación de riegos hace que el suelo tenga un contenido de humedad menor durante más tiempo. Esto hace que el cultivo sufra un stress hídrico añadido al stress salino debido a la alta concentración de sales de la solución del suelo.
Por otro lado, en los campos en los que haya una capa de suelo impermeable o un nivel freático elevado, el riego a manta puede llegar a subir las sales. Por lo que un sistema de riego por goteo es más recomendable ya que se puede realizar un manejo más preciso del agua de riego.
Figura 4b. Acumulación de sales en un suelo bien regado a manta.
La concentración de sal de las aguas provenientes de la desalación del agua del mar generalmente es baja. La conductividad eléctrica de este tipo de agua normalmente no supera 1 dS/m. Pero sin embargo, la concentración de sodio (aunque bajo) con respecto al Calcio + Magnesio es elevado. Por lo que la relación de adsorción de sodio (RAS) puede llegar a ser lo suficientemente alta como para que exista un riesgo de sodicidad del suelo. Según se observa en el siguiente gráfico (figura 5), las aguas desaladas se pueden clasificar como no salinas, pero que pueden producir graves problemas de infiltración en el suelo. Un problema añadido al uso de estas aguas en la agricultura es el elevado contenido de Boro que puede llegar a ser tóxico para ciertos cultivos sensibles como los cítricos. Este boro puede ser fácilmente adsorbido a las partículas coloidales del suelo. Esta propiedad hace que el boro se pueda acumular en el suelo hasta niveles problemáticos que posteriormente son difíciles de eliminar mediante lavados.
Figura 5. Evaluación de la salinidad y sodicidad de varias aguas desaladas.
Las aguas procedentes de depuración de las aguas residuales pueden llegar a ser una fuente interesante de agua para riego. La calidad de este tipo de agua depende del grado de tratamiento de depuración de las mismas, así como de la salinidad previa de las aguas antes de ser tratadas. La conductividad eléctrica de estas aguas es muy variable. En la figura 6 se muestran la conductividad eléctrica y RAS de varias aguas procedentes de la depuradoras de agua de la Comunidad Valenciana. Estos valores de CE pueden ir desde 1.1 dS/m a valores por encima de los 5 dS/m. Por lo que para utilizar estas aguas en la agricultura se debe tener un conocimiento preciso de los contenidos de sales de las mismas. En general, en la Comunidad Valenciana, las aguas de depuración se pueden clasificar como ligeramente salinas, y sin problemas de sodicidad como se muestra en la figura 6.
Figura 6. Evaluación de la salinidad y sodicidad de varias aguas depuradas de la Comunidad Valenciana.